domingo, 4 de septiembre de 2011

No podría ser una ninfa.

Ella no tiene edad ni lugar en la ciudad,
con solo tantear puede quemar las heladas
y con solo mirar puede raptar la victima de su deseo.
Puede sentir el vacío al fin 
y llenarlo de agridulces armonías.
Cautivar al mismo placer
y por cada caricia hacerte sentir como una deidad.

Sus noches y sus días pueden tornarse al rojo intenso,
transformar el cielo en mar espeso 
y nadar cautiva en un suspiro,
nadar fuera de las manos de algún feudal.

Sucia.



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